Florece la compasión
En la actualidad hay cada vez más personas que comienzan a pensar y proceder de una manera distinta. Se animan a involucrarse compasiva y solidariamente en el mejoramiento de la vida de los demás porque se sienten parte de un todo más grande que ellas mismas. Esta manera de pensar, de sentir y vivir la fe nos hace partícipes de la misión de compasión que Dios tiene con toda la creación. Hemos sido desbaratados por una corriente individualista que nos hundió en la soledad y el vacío, y nos condujo a tener conductas destructivas hacia nosotros mismos, hacia los demás y hacia el planeta. El egoísmo nos dividió y enfrentó haciéndonos creer que somos enemigos unos de otros. Pero de alguna manera la fuerza del amor de Dios derramado en nuestros corazones está haciendo florecer la compasión, la misericordia y la solidaridad. Hemos comenzado a sintonizar y cooperar con el don de Dios en nosotros, y a reconstruir la semejanza que nos devuelve la identidad de hijos de Dios y de hermanos entre nosotros.
P. Javier Rojas, sj