Tenemos que tomar el gusto a ser buenas personas. Todos somos más buenos de lo que en verdad creemos, y podemos ser más «malos» de lo que estamos dispuestos a confesar. Hay ternura en nosotros, tenemos amor para dar y somos compasivos ante el sufrimiento del otro, pero no nos animamos a expresarlo por miedo. Si, tenemos miedo a ser bueno por temor a la burla o al abuso. Ser buenos, compasivos, es una decisión que cada uno de nosotros debe tomar. No debemos dejar que la indiferencia nos venza. Necesitamos creer en la bondad que hay en nosotros, eso nos hará descubrir una realidad distinta. Tenemos que vivir buscando el bien común. ¡Anímate a ser bueno!
P. Javier Rojas, SJ