Es muy común entre nosotros la expresión «piensa mal y acertarás». Esta manera de pensar conduce al prejuicio, a la desconfianza y la falta de fe. Quienes tienen esta manera de pensar han dejado de creer en el potencial de bondad que tienen las personas. Juzgan toda realidad desde sus parámetros reducidos. Cuando alguien pide perdón por sus faltas o pecados y reconoce sus errores, necesitamos creer en ella, al aceptar su arrepentimiento, sin necesidad de pensar que tiene doble intención. Jesús cura al paralítico ante la mirada prejuiciosa de los escribas. ¿Cómo miras tú al prójimo?
«¿Por qué piensan mal?»
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