Nada es más perturbador que los pensamientos negativos que no podemos controlar o quitar de nuestra cabeza. Cuando los pensamientos comienzan a enhebrar recuerdos, fantasías e imaginación despiertan sentimientos muy oscuros que nos angustian y entristecen. Nos sentimos como poseídos porque no podemos librarnos de sus influjos. Los pensamientos se suscitan en nuestra mente sin nuestra voluntad, pero solo permanecerán si voluntariamente los retenemos y le damos espacio para que se queden. ¿Cómo sacarlos de la cabeza? Traer pensamientos de confianza y fe en Dios. Inundar nuestro interior de su presencia salvadora para no sentirnos indefensos ante la fuerza de los sentimientos negativos.
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