Confía en Dios y confía también en ti mismo.
Las preocupaciones, las angustias o las ansiedades encuentran remedio cuando pones tu confianza en Dios. No debes alarmarte porque sientas miedo o te sientas inseguro antes situaciones o personas, es normal y muchas veces no las puedes evitar. Pero si puedes elegir dónde poner tu seguridad y en quién abandonarte cuando te sientas inquieto e inseguro. Confía en Dios y confía también en ti mismo. Busca tu seguridad dentro de tuyo y no fuera de ti. En tu interior está la fuerza y confianza que necesitas.
(Jn 14, 1-6)