La intención es el verdadero motor de nuestras acciones.
Lo importante al realizar una acción es la intención que tenemos. Podemos hacer muchas cosas buenas a los ojos de los demás y sin embargo la intención puede no ser recta. O por el contrario, juzgamos una acción como mala simplemente porque no nos gusta sin conocer la verdadera intención. La superficialidad en la que vivimos nos conduce a juzgar apresuradamente las acciones de los demás sin mirar la intención. La gran diferencia entre ver y mirar es la intención. Al «ver» estamos ejerciendo la cualidad de los ojos y al «mirar», la intención del corazón. La intención es el verdadero motor de nuestras acciones. No critiques a priori las acciones de los demás porque no te gustan, tal vez la intención es buena. Tampoco creas que toda acción buena es realmente buena solo porque te gusta porque puede ser un «caballo de Troya.»
