Todo proceso de cambio comienza con una decisión personal. Pero el cambio que queremos ver, cualquiera sea, no se da al inicio de la decisión, sino en el proceso del sostenimiento del deseo de cambio que queremos conseguir. Si queremos que los cambios sean profundos y duraderos, necesitamos entrenar la mente y el espíritu. Necesitamos tener la experiencia de sostener procesos de transformación. Sólo así podremos conseguir mantener lo que obtenemos. Muchos pierden el incentivo del cambio que pretenden en sus vidas porque buscan resultados a muy corto plazo. Es posible que con esfuerzo consigamos algo de lo que nos proponemos en menor tiempo, pero como no tenemos entrenamiento afectivo, espiritual y psíquico de sostener un proceso, el cambio se desvanece y se pierde. El paralítico al que Jesús curó supo sostener su deseo de ver al Maestro a pesar de las dificultades que encontró.
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