Asumir los cambios en nuestra vida pueden ser difíciles. No es sencillo darse cuenta de que es tiempo de cambiar o tomar un nuevo rumbo. Para algunos será iniciar una nueva etapa en sus vidas mientras que para otros será tiempo de retirarse y dejar que otros continúen lo que se ha comenzado. Cambiar es parte de nuestra vida, es la vida. El crecimiento y la madurez son frutos del cambio. Pero los cambios deben darse dentro de un proceso para que resulten sólidos y profundos. La conversión que Jesús anuncia es una invitación a iniciar un proceso de transformación interior, una renovación de la mente y el corazón. Para entrar en el Reino de Dios hay que cambiar interiormente. No se puede entrar en el Reino sin cambiar la manera de percibir y sentir la realidad.
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