No es bueno compararse
Las comparaciones con los demás son una fuente de angustia y tristeza constante. Siempre que nos comparamos con los demás estamos dando lugar a la frustración o a la vanagloria, a la envidia o a la vanidad. No necesitamos sentiremos superiores o mejores a los demás para subir la autoestima, lo que necesitamos es vivir en la verdad y la humildad. Necesitamos aprender a aceptar con sencillez el propio camino de crecimiento sin necesidad de compararnos con los demás. Dios conoce nuestro corazón, sabe de nuestros esfuerzos y luchas y eso es lo importante.