Un 15 de noviembre de 1573, a orillas del Río de los Quiloazas, nacía la ciudad de Santa Fe. Su fundador, Don Juan de Garay, daba cumplimiento al mandato de abrir puertas a la tierra. Esta expresión señalaba la necesidad de establecer un puerto intermedio entre Asunción y Buenos Aires, que sirviera de escala segura para los viajeros.
Los fundadores que vinieron con Garay, eran criollos nacidos en estas tierras y le darán a la ciudad el carácter de una nueva síntesis cultural mestiza.
El naciente caserío manifiesta pronto su deseo de contar con la presencia de religiosos de la Compañía de Jesús. En 1595 los cabildantes le escriben al Padre Provincial Juan Romero, SJ, residente en Asunción, suplicándole el envío de religiosos jesuitas. Este pedido fue satisfecho recién en 1609, cuando llegaron a Santa Fe, el Padre Francisco del Valle, SJ y el Hermano Juan de Sigordia, SJ. Al año siguiente comenzará a edificarse la escuela y la iglesia que los jesuitas ocuparon hasta el traslado de la ciudad, hecho ocurrido entre los años 1651 a 1660 aproximadamente, en el sitio que actualmente ocupa.
En 1634 de paso por la ciudad rumbo a la Reducción de San Ignacio Miní, un artista de fina sensibilidad, el Hermano Luis Berger, SJ. A pedido de los Congregantes Marianos, accedió gustoso a representar la Mujer del capítulo 12 del Apocalipsis. El cuadro se llamó como la Congregación Mariana: “de la Pura y Limpia Concepción”. Fue plasmada en un lienzo que mide 1,33 x 0,96 mts. y que actualmente se venera en el Santuario de Nuestra Señora de los Milagros de Santa Fe.