Somos infelices no porque nos faltan cosas, sino porque nos sobran
Este triduo de Semana Santa me agarró en medio de mis Ejercicios Espirituales en la Vida Cotidiana, y no solo me ayudó a profundizarlos aún más sino que dejó ideas que calaron muy hondo en mi corazón.
Frases tales como “Para el ego, compartir es perder”; “hay que entender la realidad como un nosotros”, “hay que configurar nuestro corazón con el corazón de Jesús”, “quién te instituyó en juez de tu hermano” y “somos infelices no porque nos faltan cosas, sino porque nos sobran”, me dejaron pensando en cómo vale la pena vivir la vida.
Que me recuerden que Jesús no valora exclusivamente el HACER, aun cuando se trate de cosas buenas, sino el SER Y SENTIR; que me inviten a aceptarme y mostrarme FRÁGIL, tan frágil como se reveló Jesús en el Huerto de los Olivos (cuando soy débil ,soy fuerte 2 Co 12,10); que me ayuden a entender que ni yo ni mis ideas o valores constituyen un patrón de referencia al que debe ajustarse el resto del mundo, o que el resto del universo no debe girar en torno a mis deseos y expectativas; que cuando me apego a estructuras y me afano por el control, en realidad estoy perdiéndome de conocer cosas nuevas que Jesús quiere revelarme; que me confirmen que soy una pieza más en el juego de la vida, que no todo depende tanto de mí como a mi ego le gusta creer; TODO ESTO genera un alivio enorme, te coloca en tu lugar, te hace dimensionar quién sos realmente y ver las cosas con otra madurez, te saca una mochila pesadísima y autoimpuesta y te da PAZ.
Patricia