El soporte de nuestra vida es nuestro mundo interior.
Debemos evitar con todas nuestras fuerzas «vivir sin alma». Es decir, vivir inconscientemente sin saber quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos. Es importante darnos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor. El soporte de nuestra vida es nuestro mundo interior. Podemos alcanzar metas, conquistar sueños, lograr éxitos, pero si no tenemos firmeza interior se desplomará todo. La cultura del “aparentar” se ha instalado en nuestra sociedad, nos hace descuidar nuestra vida interior y está infectando nuestras relaciones.
Es paradójico lo que nos ocurre; porque anhelamos vínculos profundos y auténticos con los demás, pero no nos ocupamos de darle hondura a nuestra propia vida. Anhelamos ser amados por lo que somos, pero vivimos mostrando lo que tenemos. No queremos relaciones interesadas, pero andamos «pavoneándo» lo que poseemos. Deseamos que los demás no nos mientan, pero tampoco somos auténticos con ellos ni con nosotros mismos.
Los logros, los éxitos, las conquistas personales son buenas para el desarrollo de una buena estima, pero debemos tener cuidado de no estar generando vínculos y «relaciones interesadas». ¡Es tan triste comprobar que alguien se interesa en ti por lo que tienes y no por quién eres! El sustento de los vínculos y las relaciones sanas no están en las cosas externas que poseemos sino en la calidad de nuestro mundo interior. No te olvides que la felicidad se construye de dentro hacia afuera. Es la manera correcta de garantizar una vida plena.