Crecer, aprender y madurar es un proceso que nos lleva toda la vida. No hay un tiempo en el que no tengamos la oportunidad de aprender algo, pero para ello debemos estar dispuestos a abrir nuestra mente y corazón. Podemos pasar por muchos momentos y tener muchas experiencias y sin embargo no haber aprendido nada de lo vivido. Es por eso que a veces repetimos los mismos errores. Todas las experiencias que vivimos son como semillas que germinan en nuestro interior y dan fruto a su debido tiempo. Para aprender de lo vivido y sacar frutos necesitamos dar tiempo al silencio y la meditación porque así es como adquirimos sabiduría y maduramos de verdad.
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