A veces creemos que, si estamos en otro lugar, con otras personas o haciendo otras tareas seríamos distintos y mejores. Con frecuencia hacemos responsables al entorno, a los demás y a las condiciones en que vivimos de no crecer personal y profesionalmente, o de no obtener los frutos que deseamos. Si bien es cierto que el entorno puede limitar o condicionar nuestro crecimiento y maduración, también es verdad que nuestro crecimiento depende de nuestra actitud interior. No olvidemos que a donde vamos llevamos todo lo que somos. Necesitamos dar el mejor fruto en la situación en la que nos encontramos. Tener una actitud positiva ante la vida, es la semilla interior que nos permitirá lograr los mejores frutos en la vida.
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