¡Quién no quedó sorprendido alguna vez de los consejos que recibió de la gente sencilla! En un tiempo en que se privilegia la inteligencia, a veces salpicada de trama y sagacidad, la sabiduría que nace del corazón sencillo y humilde sigue iluminando nuestra mente y corazón. Hay personas que han encontrado la manera de estar en contacto con la Sabiduría interior que hay en ellas. No van detrás del reconocimiento ni del aplauso, sino del deseo profundo de comunicar a los demás lo que oyen en el silencio y quietud de su corazón. Jamás cierres tus oídos a los consejos de esas personas porque te llevarán a descubrir lo que está oculto a tus ojos. Te darás cuenta de que procede de la fuente de Sabiduría por la claridad, paz y serenidad que te inunda. Tal vez no comprendas del todo en ese momento, pero tu corazón te lo revelará. No desoigas los consejos de los sencillos, más bien ten cuidado del halago fácil, de la sonrisa complaciente y del abrazo cómplice.
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