Todos sabemos que jamás la cantidad de amigos o seguidores en las redes sociales podrán ser igual a lo que el contacto y la relación personal pueden dar. Es relativamente sencillo hacer «amigos» en las redes sociales o convertirse en «seguidor» de una persona, pero lo verdaderamente enriquecedor es lo que el contacto personal genera entre nosotros. Un abrazo, un apretón de manos o un beso pueden transmitir una energía tal que pueden resultar sanadores. Jesús valoraba el contacto humano y lo procuraba. Quería que lo sintieran cerca porque para eso había venido. Nosotros necesitamos recuperar el sano contacto personal con los demás. Tan acostumbrados estamos a las redes sociales que hemos comenzado ha relacionarnos a través de la pantalla del móvil. El calor de un abrazo, la confianza de un apretón de manos y el sabor de un beso, jamás podrán transmitirse por medio de un mensaje en las redes sociales.
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