A diferencia de oír, escuchar es una cualidad que expresa intención, deseo, interés. Para escuchar es necesario prestar atención y concentrarnos. Escuchar es un acto consciente, libre, voluntario, que tiene como propósito comprender al otro. No podemos escuchar si no ponemos atención y si no estamos decididos a abrirnos a los demás. El deseo de escuchar transforma al otro en sujeto de interés. La escucha exige una preparación previa del alma, una disponibilidad interior que nos predispone al silencio para que la voz y el mensaje del otro se exprese libremente. Escuchar es lo que hacemos al meditar la Palabra de Dios para conectar con la fuente Sabiduría. El acto de escuchar es uno de los actos más libres que puede realizar la persona.
