Conectados con la propia verdad
Cuantas personas fingen ser algo que no son para “cumplir con la exigencia” de los demás o para realizar la vocación de otros. Cuantos tienen que maquillar cada mañana el personaje que representan, para poder “ser aceptados y amados” por los demás. ¿Acaso vale la pena desfallecer por aquel que no te acepta cómo eres? La verdadera alegría nace de ser uno mismo, de vivir conectados con la propia verdad, de aceptar lo que uno es y ser libre interiormente.