Confiar en la incertidumbre
El problema no es sentir temor sino dejarse dominar por el miedo. El miedo que nos provocan ciertas situaciones nos hacen sentir inseguros y desconfiar de nuestras capacidades y talentos, del potencial que Dios puso en nosotros, y también de su gracia y poder. Reconocer y aceptar el miedo que nos provocan algunas cosas no significa que tengamos que vivir temerosos. El miedo nos recuerda que estamos en una situación que no controlamos, pero también nos informa de que en Dios siempre podemos poner nuestra fe y confianza.