Nadie ama a otro porque se lo manden o le impongan una ley.
Muchos creen que aman a Dios porque cumplen los mandamientos. Nadie ama a otro porque se lo manden o le impongan una ley. No amamos a alguien porque nos obliguen, ni siquiera amamos a otra persona porque nos obliguemos a nosotros mismos, el amor surge muchas veces sin darnos cuentas: somos sorprendidos por el amor. Una vez que el amor nace hay que cuidarlo, protegerlo y alimentarlo. Los mandamientos de Dios custodian la triple relación amorosa que debemos cuidar: el amor a Dios, el amor a los demás y el amor a nosotros mismo. Los mandamientos cuidan el amor, no imponen amor.